A la hora de realizar cualquier acción contable, mercantil, fiscal, laboral, entre el largo etcétera de posibilidades dentro del entorno management, en primer lugar, hay que tener en cuenta desde el foco en el que se observa, pero sobre todo, en lo que repercute a los diferentes estadios o masas patrimoniales de las empresas, o dicho de otro modo: desde dónde se acomete y en qué va a afectar.
Así, partimos de la base de las tres masas patrimoniales principales con las que cuenta una empresa para desarrollar su actividad. Activo, Pasivo y Patrimonio Neto son esas tres piezas del puzzle de la empresa, que dependiendo del tamaño, se convertirá en una matrioska más grande o más pequeña, complicando o profundizando en los diferentes ítems que definirán su estudio, planificación y acciones a realizar.
Hablar de activos o pasivos no presenta grandes complicaciones, no obstante, en algunos casos, nos hemos encontrado con algunos clientes que encontraban dudas para determinar el alcance, y por ende, el tratamiento necesario, para Patrimonio Neto y Fondos Propios.
El Patrimonio Neto no es ni activo, ni pasivo
El Patrimonio Neto es una de las tres grandes masas patrimoniales de una empresa, junto con el activo y el pasivo. Está considerado como la parte residual de los activos una vez deducidos todos los pasivos. Esto quiere decir que esta masa serán aquellos recursos propios con los que cuenta la empresa para financiar su activo.
Este primer concepto puede plantear confusión: ¿Es pasivo entonces? No. De hecho, está considerado como Pasivo No Exigible, dado que no constituye ninguna obligación de la empresa con terceros, ni tampoco tiene vencimiento. Además, también ocasiona cierta confusión con los fondos propios, pese a que en realidad, son conceptos diferentes.
Los Fondos Propios de una empresa están formados por las aportaciones de los socios a su capital social, además de los beneficios no distribuidos que forman parte de las reservas y los ajustes por cambio de valor. El Patrimonio Neto es un concepto algo más amplio, ya que incluye, además de los fondos propios, otras partidas como las subvenciones, donaciones y legados.
Así, pese a que todos sean considerados como pasivos no exigibles, las aportaciones provienen de fuentes distintas. Así, mientras los fondos propios se obtienen desde dentro de la empresa, el resto de elementos que conforman el patrimonio neto son otorgadoss por terceros ajenos a la misma. Un ejemplo que bien puede explicar esto son las subvenciones, que son otorgadas por las diferentes administraciones públicas y que nada tienen que ver con las donaciones y legados por empresas o particulares privados.
Sin embargo, desde el punto de vista contable, ambos elementos suelen tener la misma consideración, en el sentido de que sirven para el establecimiento de la empresa o su inversión en activos no corrientes, como una nave industrial o un ordenador, hasta que se imputen en la cuenta de pérdidas y ganancias.
Explicar para comprender
Tenemos clientes de muchos perfiles y con disparidad en su profundidad de conocimiento sobre el ámbito empresarial. Tan pronto nos sentamos en frente de una gran empresa, que busca un nuevo enfoque en su tratamiento contable o rentabilidad en la cifra de negocio, que con un particular que lo único que quiere es no preocuparse de sus pequeñas inversiones, o incluso pymes -siendo algunas más ‘p’, que ‘me’- en las que la llevanza de su contabilidad es un factor clave para cumplir márgenes.
¿Y sabes? Nuestro enfoque no varía: buscamos hacer partícipe a la otra parte. De nada sirve disponer de una experiencia o de un conocimiento en consultoría y finanzas si no fuéramos capaces de hablar de tú a tú, de trasladar a nuestros clientes que cuentan con un consejero y no con un tramitador.
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