Recientemente, hemos tenido un caso en el despacho que nos ha inspirado para hacer una breve introducción sobre el propio concepto en sí de ‘empresa’. Y es que resulta que un cliente nos comentaba: «hoy en día no hago más que escuchar términos en inglés, y claro, quiero montar una empresa con dos socios, pero en internet es muy difícil encontrar teoría sencilla en nuestro idioma, el de los que nunca nos hemos involucrado en este ámbito».
Tiene razón. Tuvimos que explicarle por qué utilizamos management como nuestra descripción de marca, hablamos con el de las diferencias entre start-ups y pymes… y acabamos volviendo a nuestros grados -por aquel entonces, eran licenciaturas sin internet, pero sí con muchos folios- para realizar una pequeña introducción sobre la empresa. Lo mejor, además de ese recuerdo, es que ahora tenemos una nueva empresa (concretamente creó una Comunidad de Bienes) en cartera y otro cliente que ha venido a través de este primero: uno de los socios con los que quería montar su empresa, vaya.
Introducción a la empresa
¿Por donde empezar? Pues, como no podría ser de otra forma, por apuntar qué entendemos como empresa. Una empresa es una unidad de producción de bienes que se encarga de combinar los recursos materiales para producir bienes y servicios con los que cubrir nuestras necesidades. ¿Qué entendemos por necesidades? Cualquiera relacionada con nuestro día a día: desde la alimentación, los bienes inmuebles, los inmovilizados, servicios que contratamos, la enseñanza para aprender y otros productos y servicios necesarios para nuestra vida.
Tipos de empresas
Teniendo claro de dónde partimos, el siguiente paso es realizar una clasificación de empresas en función de diferentes criterios objetivos. Así, diferenciamos los tipos de empresas por su actividad, por su tamaño, por su propiedad y por su forma jurídica.
Por su actividad las dividimos en 3 sectores:
1. Sector primario: Se dedican a extraer los productos de la naturaleza.
2. Sector secundario: Se dedican a transformar los productos obtenidos por las empresas del sector primario en bienes y servicios directamente utilizables por los consumidores, empresas industriales o productivas y las empresas constructoras.
3. Sector terciario: se dedican a prestar y comercializar productos intangibles o servicios.
Por su tamaño diferenciamos 4 tipos:
1. Microempresas: las organizaciones con menos de diez trabajadores.
2. Pequeña empresa: las organizaciones entre diez y cincuenta trabajadores.
3. Mediana empresa: las organizaciones con más de cincuenta y menos de doscientos cincuenta empleados.
4. Gran empresa: las organizaciones con más de 250 empleados.
Por su forma jurídica las empresas se dividen en:
1. Empresas individuales.
2. Empresas colectivas.
3. Empresas societarias.
Por su propiedad, dividimos a las empresas en:
1. Privadas.
2. Públicas.
3. Mixtas.
En este sentido, es importante recordar que las empresas públicas pueden ser a su vez mercantiles si su objetivo es competir en el mercado, o de carácter no mercantil cuando se crean para cubrir alguna necesidad básica de la población.
Partir de la base para continuar
No podemos recoger todo el conjunto de significados teóricos, ni por supuesto, prácticos que rodean a los conceptos del concepto de ‘Empresa’ en un único post. Por ello, te animamos a seguir nuestra actividad en redes sociales y blog. Nuestro día a día abarca gestiones y consultas muy amplias, entre ellas, las relativas al ámbito mercantil (constitución y disolución de sociedades, pactos de socios, estatutos…), por lo que si estás pensando en montar una empresa -lo mismo si va a ser una startup– y necesitas asesoramiento, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en info@verumasesores.com
Gillespie, Craig. El chico del millón de dólares. 2014. – Cineycomedia.com