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Introducción a la historia de la consultoría

NO es una entrada teórica. Simplemente ocurre que hoy hemos encontrado varios tomos de nuestra época de estudiantes de Economía

NO es una entrada teórica. Simplemente ocurre que hoy hemos encontrado varios tomos de nuestra época de estudiantes de Economía y Derecho y hemos vuelto a ojear esas asignaturas que tanto trabajo nos dieron en su día… y de las que hoy formamos parte: el ámbito de la consultoria integral de negocio.

Si nos vamos a poner nostálgicos, hagámoslo bien. En primer lugar, deberíamos hacer una pequeña introducción a la historia de la consultoría. La primera incursión a la consultoría tuvo lugar en Estados Unidos en 1870 a través de la figura de Charles Sampson y su labor reorganizando el trabajo de los operarios chinos de una fábrica de zapatos.

Ya a comienzos del siglo XX, surgieron las primeras firmas de consultoría con un modelo de negocio basado en cubrir necesidades de empresas a nivel organizativo. Algunas de estas consultoras perduraron como es el caso de las conocidas PWC o McKinsey, pero otras desaparecieron.

De esta forma, nacían empresas con una estrategia empresarial al servicio del cliente. Esto provoca que las empresas pasan a ser consumidoras de servicios y contratan de manera temporal los conocimientos de las consultoras para cubrir ciertas necesidades puntuales, o incluso permanentes, de dichas empresas. El resultado fue muy positivo: se constató que aquellas empresas que contrataban consultoras para ciertas funciones, lograban mejorar sus resultados.

A lo largo de los años los servicios ofrecidos por consultoras se fue ampliando y especializando según las necesidades: organizacionales, financieras, marketing, de recursos humanos, etc. provocando el nacimiento del outsourcing, es decir, la externalización de ciertas áreas o responsabilidades en los servicios de la empresa, como si el proveedor formara parte de la misma.

Poco antes del Crack de 1929 el outsourcing sufre un pequeño revés y las empresas pagan salarios estratosféricos para dotar a sus compañías del personal necesario para no tener que contar con las consultoras. Esto provoca que las consultoras no puedan competir con los salarios ofrecidos por estas organizaciones y acaban perdido su capital intelectual. Tomarán nota de ello esta tipología de negocios, que deciden cambiar su óptica tradicional para ahora plantear su negocio como una incubadora de talento.

Tras el crack, las pocas empresas que no cerraron acaban por deshacerse de aquellos directivos de gran talento que habían contratado para no tener que contar con las consultoras. Todo este personal acaba yendo a las consultoras que regresan a tener cota de mercado gracias al enfoque de outsourcing, que consigue bajar el punto muerto de las empresas que así se enfocan.

Esto propicia la consolidación en la relación organización-consultoría que conocemos en la actualidad, con todo ello se consigue que metafóricamente los pedales de la bicicleta de una empresa se convierta en sí una bici eléctrica como engranaje perfecto para que el camino recorrido por la empresa sea firme y adecuado.

Desde VERUM ofrecemos servicios de consultoría integral para todas aquellas empresas que necesitan cubrir ciertas necesidades dentro de su organización, si quieres saber en qué consisten nuestros servicios, contáctanos en info@verumasesores.com

…Quién sabe, tal vez juntos podamos construir una interesante historia empresarial.

Pexels

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